viernes, 24 de abril de 2015

El atajo mas largo

Volvere titule la ultima entrada hace 2 años y medio, pero es imposible, ya no soy el mismo de entonces, ya no puedo volver, pero siguiendo adelante en mi camino me encontre una vez mas en Ecuador, en Ambato me fui a casa de los abuelitos de mi amiga Cristina a reunirme con la bici que deje entonces, ella mostraba menos marcas del paso del tiempo que yo, igualmente me tomo 5 dias ponerla a punto para arrancar viaje, por suerte conoci un nuevo amigo, Bruno, que me alojo y me ayudo mucho esos 5 dias con toda su hospitalidad, aparte de eso conversamos mucho y justo coincidio con la llegada de mas ciclistas a su casa durante esos dias asi que estuvo entretenido.
Al final llego el dia de cargar la burra y dar esos primeros golpes de pedal necesarios para arrancar, nunca estuve tan fuera de forma antes de empezar un viaje, pero a cambio me defendi detras de mis 77.000 km de experiencia, asi que sin prisas pero sin pausas fui avanzando, aquel primer dia no fue muy bonito, casi todo por la transitada y aburrida panamericana, pero al final del dia me desvie hacia el parque nacional Cotopaxi y acampe en un lindo y tranquilo pinar, un buen comienzo.

Con los abuelos de Cristina
La Burra lista
Con Bruno

Primera acampada


                       Nueva incorporacion a la bici




 El dia siguiente fue mas duro, en el final de la dura subida a los pies del volcan Cotopaxi a 3700 metros de altura, le meti un poco de fuerza a los pedales y rompi un rayo, en eso se empezo a poner el cielo negro y del volcan no pude ver casi nada, solo el bonito altiplano a su alrededor, habia visto yo un "atajo" para volver a la panamericana mas adelante sin tener que pasar por Quito asi que tome este camino a Sangolquil, con lluvia, barro, y un camino empedrado que parecia precolombino la bajada fue de terror, era muy dificil de maniobrar en las irregulares y resbaladizas piedras, no iba ni por la mitad y me quede sin frenos, no podia quitar la mirada del camino pero podia ver el reflejo de los rayos en los charcos y su estruendo fuerte y claro, todavia no se como no me mate, tengo mas muñeca de la que creia ...o suerte.

A los pies del Cotopaxi

El Cotopaxi perdiendo la timidez
Un pedazito bueno del camino de la muerte

 Mas lluvias y panamericana aburrida me acompañaron hasta Ibarra, a partir de este lindo pueblo la cosa mejoro, ya no llovio tanto y el paisaje se puso mas interesante, vi un cartel que anunciaba un desvio por obras, pense que seria un desvio corto como la mayoria de las veces pero a medida que fui subiendo una cuesta que se hacia cada vez mas dura me di cuenta que el desvio era por otra ruta totalmente distinta, al llegar al pueblo de El Angel tenia que decidir volver a la panamericana dando un rodeo enorme o tomar otro de estos "atajos" para seguir en ruta a la frontera con Colombia, asi que ya saben por donde fui, rapidamente la subida se torno a camino empedrado y barroso otra vez y con algo de llovizna, pero valio la pena realmente el gran esfuerzo, el camino atravieza la reserva ecologica El Angel que esta llena de vegetacion autoctona, entre ellos miles de Frailejones, un buen cambio respecto de las terrazas de cultivo que ya cansan un poco la vista y la moral, fue duro, desde los 1500 metros que empece a subir la tarde anterior llegue a la cima a 3700 metros donde hay unas hermosas lagunas y unos sorprendidos guardas forestales de que alguien se ponga a hacer ese camino y en bici, la bajada fue muy complicada como se pueden imaginar, de los muchos charcos en uno me hundi la rueda por la mitad, rapido tuve que tironear de la bici para que no se hunda mas jeje, pero bueno es por caminos como este que me gusta tanto viajar en bici, de llegar a lugares, situaciones, donde no encuentro a nadie mas que a mi mismo.

Ibarra
Cansado de la subida
Otro camino malo




Tranquilos caminos
Vegetacion autoctona
La reserva ecologica El Angel

Frailejones

Lagunas del Voladero
Mar de Frailejones

Asi llegue cansadisimo, lleno de barro y con la bici maltrecha a Ipiales en Colombia donde tuve la suerte de conocer a Oscar y su familia, ya habia escuchado de la hospitalidad de los Colombianos pero no dejo de sorprenderme la calida bienvenida que me dieron, unos verdaderos angeles del camino que dan abrigo a cualquier errante que se cruze en su camino, habian 2 ciclistas cuando llegue, hoy se fueron pero llegaron otros dos y con todos compartimos unas buenas comidas y charlas, mi llegada a este pais no podria haber sido mejor, con la bici ya recuperada y yo casi ya tengo ganas de seguir conociendo Colombia y su gente, que esto recien empieza.

Con la familia de Ozcar y mas viajeros